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Nace el verbo dolfinear: lograr algo maravillso muchas veces


¿Qué más se puede decir de este equipazo de La Dolfina? ¿Qué más se puede decir de este crack inagotable que es Adolfo Cambiaso? Victoria ante Las Monjitas por 17-12. Sexto título seguido de La Dolfina. Cambiaso MVP jugando un partidazo. ¿De dónde sacar elogios para seguir hablando de estos cuatro fantásticos jugadores que juntos forman un fantástico equipo?

Las Monjitas llegaba a la final con el empujón anímico de haberle ganado a Ellerstina. Se presentaba como un equipo muy peligroso, ya que tenía poco que perder y mucho por ganar. Y se sabe que en casos así, la gran responsabilidad está del lado de enfrente.

En el comienzo de la gran final, se dio esa lógica: Las Monjitas comenzó en alto nivel y al término del segundo chukker ganaba 6-3. Un dato: todos los goles los había convertido Guillermo Caset, que en el balance tuvo una estupenda final, un fenomenal Palermo y una gran temporada.

Palermo ardía de calor y de emoción. Por lógica pura, por esa condición de alentar al más débil, gran parte de la cancha estaba a favor de Las Monjitas. Se multiplicaban los aplausos en cada buena acción naranja. La gente quería una final pareja, pero esa ilusión terminó rápido…

“En la semana le dijo a Poroto: empecé a sentir la bocha. No venía teniendo una buena temporada, pero jugué unas prácticas que me gustaron. Le empecé a pegar a la bocha y a meter los penales. Por eso llegué confiado a Palermo”.

La frase pertenece a un tal Adolfo Cambiaso. Graduado 100 veces de crack, este domingo llegó a la 101. Jugó, seguramente, su mejor final desde que integra esta formación de La Dolfina. Tuve liderazgo, precisión con la bocha en los penales, contundencia en los ataques… Tuvo todo lo que tiene Cambiaso cuando es Cambiaso.

Y, se sabe: cuanto Cambiaso es Cambiaso, es prácticamente imposible ganarle. Las Monjitas ganaba 6-3 al finalizar el sgeundo chukker. Se fue al entretiempo 9-6 abajo. Seis goles de La Dolfina para dar vuelta el partido. Sí, lector amigo, usted sabe que esos seis goles los convirtió Adolfito, tres de ellos en el tercero con la mágica Cuartetera 09, un clon que parece candidato a lograr lo inimaginable: superar al original.

Con tres goles arriba en el marcador, La Dolfina manejó el partido en la segunda mitad. Incluso llegó a estirar dos más la diferencia para sacar cinco de distancia al finalizar el sexto. Entre la superioridad del rival y algunas discusiones con los jueces (en algún caso con razón, en otros no), fue imposible para Las Monjitas retomar el buen nivel del comienzo. “Ellos están en la cima, Nosotros ahora un poco más cerca”, dijo sabiamente Facundo Sola al terminar el partido.

La película de la final de Palermo fue distinta, pero con el mismo desenlace. Cambió el protagonista principal con la llegada de Las Monjitas. Eso le dio un aire de renovación al torneo y su definición. No cambió el ganador, porque para ganarle a este equipo hay que jugar ocho chukkers perfecto. No alcanza con siete y medio: ocho o nada.

Adolfo Cambiaso, David Stirling, Pablo MacDonough y Juan Martín Nero lo hicieron de nuevo, por sexta vez. ¿De dónde sacar elogios para seguir hablando de estos cuatro fantásticos jugadores que juntos forman un fantástico equipo? Habrá que pedirle a la Real Acamedia Española que permita inventar el verbo dolfinear para referirse a una producción fabulosa. CLICKPOLO decreta el nacimiento del verbo dolfinear: lograr algo maravilloso muchas veces. Ahora si: todo dicho.



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