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“Llegan a hacer un pozo en el medio de la cancha y es como si me estuvieran sacando la piel”


¿Cómo definir a Luis Miguel Pérez? ¿Cómo explicarle a una persona que no lo conoce quien es este hombre? Una frase suya encaja a la perfección: “Esta cancha la cuido como si fuera mía. No como si fuera el responsable y porque me están pagando. Llegan a hacer un pozo en el medio de la cancha y es como si me estuvieran sacando la piel, me duele en el alma”.

Luis Miguel Pérez lleva 25 años trabajando en Palermo. A los 3 meses de haber entrado lo nombraron capataz. Luego se volvió el cuidador de las dos canchas. “Antes manejaba el tema del personal, que es bastante complicado. Entonces decidí tirarme a la cancha, que es más de lo mío, el pasto, la libertad… Hacer lo que me gusta”, dice.

Pérez es fanático de su trabajo y del polo. “Para mí el polo es lo más importante de mi vida. Yo vivo del polo, cuidando la cancha mantengo a mi familia, y es algo que me gusta. Más con los caballos: yo aprendí a andar a caballo a los 4 años”.

Presentar la cancha en condiciones es un desafío, pero Pérez lo toma: “Es mucha la responsabilidad y a veces a uno se le ponen imposibles las cosas, principalmente cuando estamos en el tiempo del Abierto, de lluvias y secas. Mi obligación es que la cancha esté perfecta”.


Planeta Pérez



Algunas frases de Luis Miguel Pérez que sirven para conocer a este querido y querible hombre.

“Nací en un pueblito de San Lorenzo, en Corrientes. Ahora somos más porque gente que se fue de Buenos Aires, se jubiló, y se fue para allá. Es un pueblo tranquilo”.

“En Corrientes capital se hizo una cancha, en Santa Catalina, donde estaba el Ejército. Ahí tenemos un equipo de riego que yo usaba acá y que se mandó para Corrientes, pero en mi pueblo no hay canchas, así que no conocen de polo. Igual por medio de la televisión o alguna revista lo han escuchado, y algunos muchachos del pueblo vinieron conmigo y trabajaron conmigo acá”.

“Cuando me voy de vacaciones doy 10 vueltas a la cancha y me quedo mirando para asegurarme de que no haya detalles sin revisar. Siempre espero encontrar la cancha tal cual la dejé cuando vuelvo. No soy tanto de las vacaciones porque extraño, es como dejar a un hijo chico solo en la casa”.

“Yo vivo en Moreno. Salgo de mi casa 5 y media y en temporada de primavera nos quedamos hasta las 9. Vuelvo a mi casa muy tarde. Pero no cambiaría nada, ya me queda poco tiempo, si llego a jubilarme”.

“Una vez que me jubile veremos que hago. Me llevaré un pedazo de césped de la cancha 1 y una máquina chiquita para recordar todo esto. Igual siempre vamos a andar por acá, si Dios quiere”.



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