“Doña Sofía empieza hace unos 5-6 años, comprando la mejor genética que estaba disponible en el mercado, tanto de Ellerstina, La Dolfina y Los Machitos, como también sangre americana, con la idea de iniciarnos en este camino de la cría. Empezamos a hacer algunas cosas que otros no hacían, como clonar (ya Adolfito clonaba pero no muchos como después), y además empezamos a cruzar sangre, que tampoco era algo muy habitual”. Así Daniel Sammartino define a Doña Sofía una cría que es más que eso: también funciona como destacado centro agropecuario que en estos días recibió la visita del secretario de Agricultura de los Estados Unidos, Sonny Perdue… “Estamos muy satisfechos con la rapidez con la que alcanzamos los resultados”, agregó Sammartino.
En cuanto a los clones y su avance vertiginoso, esta es su visión: “Yo creo que son un gran aporte a la cría porque aumentan la disponibilidad de vientres y de cruzas y de pruebas con distintos padrillos, y generan más opciones. Yo lo que siempre digo es que con la cría natural, sin los clones, uno espera hasta que un caballo llega a la cancha 1 o llega a jugar alto hándicap y recién ahí empieza a hacer crías o embriones porque ya está demostrado que la genética funciona. La ventaja que uno tiene con los clones es que uno ya sabe que esa genética es destacada. Genera más variedad, más cruzas, más pruebas y por lo tanto genera una mejor genética más rápido”.
Doña Sofía ya trabaja en nuevas técnicas de clonación, y Sammartino dice: “En algún momento incluso se podrá pensar en cómo mejorar los clones, o en cómo hacer una evolución genética más precisa todavía con la tecnología, creo que hoy el productor no está abierto todavía a estas opciones, es medio tabú, pero me parece que no hay que descartarlo. Habrá que ir construyendo consenso. El futuro de la evolución genética es por ese lado”.