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La Natividad, bicampeón


La Natividad volvió a festejar en Rosario. El equipo liderado por Bartolomé Castagnola ganó por segundo año consecutivo el torneo que organiza el Jockey Club de esa ciudad, uno de los certámenes más importantes del polo del interior. En la final, el equipo que también tuvo a Alfredo Cappella Barabucci, Juan Guerrero y Felipe Dabas venció por 11 a 3 San Sebastián RUS (Ignacio Orsili, Benjamín Araya –h-, Salvador Ulloa y Juan C. Harriet). Fue el tercer título de La Natividad en cinco años, ya que también había ganado en 2014.


En las otras definiciones del certamen, en el hándicap por la Copa Grl. Francisco Vélez, Los Sauces (Milagros Sánchez, Juan C. Sánchez, Ezequiel Sánchez y Rodrigo Sánchez) derrotó por 13-7 a Los Pingos del Taita (Federico Giambastiani, Juan Zucco, Valerio Zubiaurre –h.- y Pablo Llorente –h.-), tras recibir 4 goles de ventaja por su menor valorización de conjunto. Por la Copa Estímulo Héctor Laborde, JCR Escorihuela Gascón (cedió 2 tantos y formó con Andrés Orlandini, Magín Burgos, Marcos Rooney y Agustín Canale) venció por 11 a 10 a La Rinconada (Héctor Paladini, José Godoy, Guillermo Cavanagh –h. y Eduardo Venturino –h.-), en chukker suplementario, con gol de oro de Agustín Canale.


En la entrega de premios, Salvador Ulloa (San Sebastián RUS) fue distinguido con el premio Ernesto Lucas Rouillon al Fair Play, mientras que Milagros Sánchez (Los Sauces) recibió un presente por haber sido la primera mujer en jugar este certamen. Finalmente, Anay Sur El Gomina, jugada por Alfredo Cappella Barabucci (La Natividad), fue elegido como el Mejor Producto Jugador Inscripto Polo Argentino por la AACCP.

El polo izó la bandera

Firma Ernesto Rodríguez

El barrio rosarino de Fisherton ofrece una escenografía muy parecida a San Isidro, allí por la intersección de Fleming y Dardo Rocha: dos avenidas suburbanas que enmarcan un inmenso seto de ligustrina envolviendo a un club de polo. Tal vez, con una sutil diferencia: los que pasan por el cruce de Boulevard Wilde y Avenida Eva Perón, en motito o en bici, bajaban levemente la marcha y saludan a los caminantes. Hermosa costumbre perdida en la gran ciudad…


Del otro lado de la pared vegetal de la Chicago argentina, una explosión deportiva. Desde temprano, los golfers andando los 18 hoyos de par 72 mientras se escuchaban los gritos de tantísimos futboleros vestidos como para la Champions League, con más pasión que destreza. Y en medio, polo del mejor.


En la jornada final de la 54ª edición de la Copa Día de la Bandera, tres partidos de altísimo nivel en el que se mezclaron cracks que dejaron huella en Palermo con promesas juveniles, paracaidistas exhibiendo su pericia y la banda sinfónica de la Policía poniendo los acordes justos para que la fiesta fuera completa. En un domingo polideportivo en el Jockey Club de Rosario, el polo izó la bandera.



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